Camino de Santiago por Asturias.
Origen del Camino de Santiago. En el año 813 un anacoreta llamado Pelayo se consagraba a la meditación y penitencia en la soledad del bosque de Libardón, cerca de Finisterre. Allí, un día después de celebrar la misa en la ermita de San Fiz, observo cerca del edificio religioso y sobre un montículo, los maravillosos fulgores que producían unas estrellas bajadas del cielo. El eremita se encaminó a Iria Flavia, Padrón, a comunicar el milagro al obispo Teodomiro. Conclusión: se trataba del Apostol Santiago, llevado y enterrado allí por sus discípulos. Alfonso II, rey de Asturias, se apresuró a construir allí una iglesia que acogiese dignamente los restos del apóstol, a la vez que hacía correr la noticia por toda Europa, haciéndola llegar a los centros de poder de Carlomagno.
Pronto los francos, borgoñes, sajones, lombardos, bohemios y demás pueblos europeos empezaron a peregrinar no solo a Jerusalén y Roma, también a Campus Stellae. En principio por el primer camino, el que recorrió el primer peregrino, el mismo Alfonso II desde Oviedo, siguiendo la ruta por Grao, Salas, La Espina, Tineo, Pola de Allande y Grandas de Salime para seguir por tierras de Lugo. Este camino Primitivo tuvo su auge durante los siglos IX, X y XI y puso en funcionamiento las antiguas vías romanas que cruzaban Asturias.
A la vez, se abrían hospitales, ermitas y monasterios para atender a los peregrinos. Se abrieron nuevas sendas por los romeros, al Camino Primitivo se incorporaron otras, la más importante el Camino del Norte o Camino Costero, bastante más fácil que el Primitivo. A partir del siglo XII cobró auge el Camino Castellano-Leonés, sol los ramales que conducen a San Salvador en Oviedo los que cobran importancia. En San Salvador estaban las reliquias de El Salvador, rescatadas y mandadas traer de Jerusalén por el mismo Alfonso II. Hoy están en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Hay un dicho que dice “El que va a Santiago y no a San Salvador, visita al criado pero no al Señor” El Camino de la Costa tiene un total de 11 etapas, 284,1 km de recorrido. En Castropol se divide en dos, el que continúa por Ribadeo, Lourenzá y Mondoñedo y el que va por Vegadeo, Santirso de Abres, Pontenova, Meira….